El trabajo del gnomo
Érase una vez un gnomo que tenía un trabajo un poco extraño: enterraba sentimientos y cerraba las puertas que se habían quedado entreabiertas. A veces algunas puertas no se cerraban y las ráfagas de viento provocaban que éstas chirriasen. O no se decía adiós y la duda se quedaba allí, susurrando entre interrogaciones.