En el Otro Mundo ha ocurrido una catástrofe: una terrible enfermedad desconocida se ha extendido por cada canto del planeta y cientos de fantasmas están desapareciendo.
Los investigadores creen que se debe a un mosquito espectral. Su picadura es mortal.
Los bhoots (el nombre que se asigna al fantasma común), dejan de flotar. Pierden el interés por la magia negra y desaparecen.
Curiosamente solo afecta a los adultos; es por este motivo que cientos de bebés bhoots se están quedando huérfanos. Y para lograr ser un buen fantasma necesitan a alguien que los lleve por el Mal Camino. También cabe añadir que un fantasma jamás sería feliz si no se siguen una serie de pautas en su aprendizaje, como por ejemplo: que nunca deben prestar sus juguetes a otros, que si desean algo lo cojan sin pedir permiso, o que si ven una cruz la inviertan.
Claro que yo de todo esto no tenía ni idea, pero no pude resistirme a ese extraño anuncio que había pegado a una farola, en el que contaban lo que había pasado junto a un montón de imágenes de pequeños y pequeñas bhoots con expresiones tristes, que buscaban adopción en nuestro mundo.
El anunciante no había añadido ningún número de teléfono o dirección e-mail, solamente se podía contactar con él mediante la Ouija, lo cual no me sorprendió, es más, me pareció que le añadía realismo. Al fin y al cabo no todo el mundo es apto para incluirlos en sus vidas, qué menos que el interesado o interesada tenga que esforzarse un poco.
Así pues arranqué una de las pestañas que contenían unas extrañas frases en latín que al parecer había que repetir varias veces mientras sostenías un vaso de agua frente a la Ouija, y me dispuse a prepararlo todo. †
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A pesar de estar desbordados me respondieron enseguida; me hicieron unas preguntas básicas a modo de formulario y al día siguiente me enviaron una imagen suya junto a un nombre: “Arthur”. ¡Parecía tan desolado! Estaba entusiasmada con la idea de que formara parte de mi vida y yo de la suya.
Poco tiempo después llegó a casa. La verdad es que su imagen distaba bastante de la primera que vi, tan enternecedora. Siempre estaba berreando. Era muy travieso, y su inteligencia era más que evidente aunque aún gateaba.
Y como solamente hablaba satánico tuve que conseguir un diccionario.
Para que se sintiese a gusto tiré toda la ropa de colores cálidos y cubrí los muebles con telas viejas. Coloqué una enorme cruz invertida en el salón; contacté con unas personas que vivían cerca y hacían misas negras; llené todo de candelabros, y además abarroté la nevera con carne cruda. En principio lo tenía todo.
El problema vino más tarde, pues la sociedad no está acostumbrada a quienes no son comunes. Lo miraban con extrañeza y protegían a sus hijos del posible daño que pudiera hacerles.
Es por este motivo que un día me cansé y permití que Arthur utilizase su poder, que consistía en convertir a seres humanos en fantasmas. Sólo tenía que tocarlos para hacerlo.
No sé cómo no se me ocurrió antes… ¡Tenía la solución al problema fantasmal ante mí!
Y así fue como se restableció la paz en ambos mundos, puesto que todas las personas que iba encontrando Arthur eran convertidas en fantasmas; estos viajaban al Otro Mundo, esparciendo el caos y la desdicha; siendo el ejemplo para todos los pequeños fantasmas que se habían quedado solos.
Arthur decidió quedarse en nuestro mundo. Desde entonces viajamos constantemente en busca de todas esas almas ruines que tanta falta hacen en el lugar del que él proviene.
Se han abierto más agencias de adopciones con la esperanza de que se adopten más bhoots en la tierra, porque la enfermedad continúa sin tener cura.
Desde aquí os animo a todos a ello. La vida cambiará (aunque parezca increíble), a mejor…
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